“Por la gravedad que representa la intoxicación por la ingesta de la planta Senna occidentalis, conocida por la población como “cafetillo”, consideramos que se debe alertar a la población tucumana”, le dijo ayer a LA GACETA la doctora María Inés Mercado, del Instituto de Morfología Vegetal de la Fundación Miguel Lillo. Tras la publicación en LA GACETA de la crónica que registra ese dramático caso, las doctoras Ponessa y Mercado ratificaron la toxicidad de la planta, aunque advirtieron que “no se trata de demonizar, sino de concientizar”.
“Los padres deben cuidar a sus niños cuando juegan con plantas cuidando que no las ingieran. Y, desde el Estado, se deberían hacer campañas de concientización. No se trata de demonizar a la planta, pero sí de alertar sobre sus usos. Una planta medicinal puede transformarse en tóxica y vicecersa dependiento del órgano, de los usos, de la elaboración y de numerosos factores más”, coincidieron ambas expertas. Con respecto al llamado “cafetillo”, destacaron que toda la planta es tóxica, y que particularmente lo es la semilla. Lo curioso es que en el “vademecum” del acervo popular, el cafetillo supo tener múltiples usos, según un informe científico que realizaron sobre el tema las doctoras Mercado y Ponessa.
Antigua tradición
La doctora Mercado destacó, en diálogo con LA GACETA, la importancia de que la población tenga conciencia sobre los riesgos del uso de los llamados “remedios herbarios” sin un debido control de las dosis, según el paciente. En el caso del cafetillo, también conocido popularmente como “Bicho de café”; “brusca”; “busaca”; “café de rusca”; “cafecillo”; “cimarrón”;”moquillo”; “yerba de murciélago” y “chaucha ponzoñosa”, las especialistas destacaron que fue utilizada tradicionalmente como medicinal por tribus americanas, indianas y africanas, como tónico, febrífugo, estomáquico, antiespasmódico, purgante y antimalárica.
“En medicina indiana es considerada una importante droga para el tratamiento de problemas hepáticos e infecciones cutáneas. Las semillas tostadas poseen actividad febrífuga, laxante y diurética; se emplean además en el tratamiento de indigestión, dispepsia y enfermedades prostáticas, y se ha reportado su uso como sustituto del café”, destacaron.
¿Cómo no se supo hasta ahora de la toxicidad de la planta? Las expertas explicaron que la semilla se usa a veces tras haber pasado por un “proceso de torrificación”. Sin embargo, destacaron, ello no garantiza la pérdida de toxicidad de la hierba. Recordaron que hay numerosos estudios en el mundo realizados sobre animales, que confirmaron el efecto letal de la planta. Y que reportes de la India indican relación entre la ingesta de la hierba y muertes en humanos con falla hepática y encefalopatía. “Por supuesto que no se pueden hacer pruebas sobre humanos para determinar la toxicidad. Pero, todos estos casos recientes aportan para concluir que no hay que utilizar la senna occidentalis con fines medicinales, aun cuando la semilla haya pasado por el proceso de torrificación”, destacó la doctora Mercado.
Desgracias en cascada
Las especialistas en Morfología Vegetal recordaron que en los últimos tiempos confluyeron en la Argentina numerosos casos de presuntos fallecimientos por la ingesta del cafetillo. “El 21 de abril, el Servicio de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, de la Ciudad de Buenos Aires, le pidió a la Cátedra de Farmacobotánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, por medio de un correo electrónico, la identificación botánica de la planta que aparecía en fotos adjuntas. Se concluyó que se trataba de un ejemplar de Senna occidentalis. Simultáneamente, Martín Sirombra, de la Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la UNT recibió una consulta similar por parte del doctor Lorenzo Marcos, del Hospital del Niño Jesús. También el Garrahan había recibido derivaciones producidas desde el Hospital de Niños de Tucumán. Los pacientes llegaron con falla hepática fulminante y fallecieron a los pocos días. Y se produjo otra intoxicación infantil en la provincia de Formosa pero lamentablemente, dada la gravedad que revestía el caso, no se justificó la derivación”, destacaron en el informe que determina en forma rotunda que, en el caso del cafetillo, es peor el remedio que la enfermedad.